El Barça tiene un color especial
- Fran Carrasco
- 10 feb
- 3 Min. de lectura
El FC Barcelona sacó los tres puntos frente al Sevilla y ya está a tan solo dos del Real Madrid. Los azulgrana dominaron el encuentro en el Sánchez Pizjuán y supieron lidiar con el empate y la inferioridad numérica, por la expulsión a Fermín, durante media hora.
Después del empate en el derbi madrileño, la oportunidad de recortar distancias en LaLiga, se antojaba como algo que no se podía dejar escapar. Bien es cierto que el Barça atraviesa un momento en el que cualquiera parece titular, pero Hansi Flick salió con lo que podría ser lo más parecido. Destacaba el regreso de Iñigo Martínez para dosificar a Cubarsí y un Frenkie De Jong que parece haberle comido la tostada a Casadó.
Algo que también viene siendo habitual, es que Pedri agite la barita, que Lamine deslumbre y Lewandowski no perdone (1-0). Una rutina de madrugar que conlleva a marcar antes de los diez minutos; típico del FC Barcelona. Primero, Nyland realizó una parada milagrosa, pero luego solo pudo ser testigo de un córner de pizarra que selló el cada día más pichichi. Aunque en un abrir y cerrar de ojos llegó el empate del Sevilla, en una transición que cogió la espalda de Araújo, que Saúl aprovechó para asistir a Vargas al segundo palo y libre de marca (1-1).
En medio del frenesí, Iñigo Martínez casi materializa otro saque de esquina, pero el vasco terminó lamentándose de la ocasión desperdiciada. Lo mismo que Isaac Romero, el cual erró cuando el Sánchez Pizjuán ya lo estaba celebrando, pero Szczęsny sacó una mano prodigiosa y al límite. Un límite que sobrepasó Saúl con una segada a Araújo y que lesionó al charrúa. Cubarsí se quedaba sin su día libre y, mientras volvía la dupla que arrancó la temporada, el uruguayo se tocaba la rodilla en el banquillo...
Los locales se crecían antes de la media hora y las imprecisiones se adueñaron del choque. Y nunca mejor dicho. Las disputas dejaron múltiples faltas, que Hernández Hernández dejó pasar para ambos lados. Durante ese intercambio de golpes, Fermín calentaba y Gavi hacía muescas de dolor. Sin embargo, el sacrificio del andaluz fue mayor que su ostensible cojera y pudo finalizar una mitad que se mantuvo en tablas. Gracias en parte al paradón de Szczęsny a la chilena de Lukebakio. El primer tiempo fue un no parar.
Hacía falta orden y Pedri de eso sabe un rato. En la reanudación, el canario se la puso medida a la cabeza de un Fermín, que entró en el descanso por Gavi, y éste repetía por cuarto partido consecutivo (1-2). Casi se calca lo de la primera parte, pero ésta vez Vargas estaba en fuera de juego. El 2-2 podría haber llegado a través de un posible penalti de Koundé sobre Sow, pero el que sí subió al electrónico fue el 1-3 de Raphinha. El brasileño encarrilaba el triunfo de un derechazo cruzado desde fuera del área y lo celebraba con rabia, la misma con la que la grada protestaba.

Después la hinchada hispalense presionó al árbitro mientras este visualizaba el monitor del VAR, revisando una acción de Fermín. En un primer momento, el centrocampista culé veía la amarilla, pero el colegiado cambió su decisión y el futbolista se retiró expulsado. Restaba media hora por delante, aunque el marcador era muy favorable. Aún así, Flick tomaba medidas y llamaba a Dani Olmo y Eric García para suplir a Lewandowski y Frenkie De Jong.
Pese a la inferioridad numérica, el FC Barcelona monopolizaba la posesión y los andaluces se frustraban persiguiendo sombras. El reloj jugaba en favor de los azulgrana y a falta de diez para el final, los sevillistas no inquietaban en exceso. Por si acaso, Gerard Martín remplazaba a Lamine Yamal para bajar la persiana. Aunque, tras el centro de Raphinha, el cerrojo lo echó Eric García con el 1-4.
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