Un Getafe "romano" eclipsa el debut liguero del Barça
El conjunto azulgrana no logra superar el empate en su visita al Coliseo Alfonso Pérez, en un partido altamente polémico y caracterizado por una disposición al choque por parte de los dirigidos por José Bordalás
La temporada 2023-2024 subía el telón para el FC Barcelona y su defensa del título ante un rival imbatido como local para los culés desde 2019. El Coliseo Alfonso Pérez era el escenario previsto para un partido de fútbol entre dos modelos de entender el juego muy antagónicos, legítimos siempre que el reglamento pudiera gobernar por sobre los excesos y vicios de la competencia deportiva.
Una visita que confirmó las expectativas de tensión creadas desde la previa por el técnico azulón José Bordalás, cuyo propósito transmitido a sus pupilos no era otro que contrarrestar la estudiada superioridad futbolística de su rival por los medios que fueran necesarios. El resultado de esta puesta en escena derivó en un partido progresivamente trabado y sin dinamismo que concluyó en el empate a cero (0-0), con un Barça irresoluble ante la línea en bloque medio de inicialmente 6 defensores y posteriormente 5 por parte del Getafe, tras la expulsión de Raphinha por el minuto 41 del primer tiempo.
Los nulos espacios para el juego entre líneas, el cierre de los carriles y dos líneas que agrupaban los 10 jugadores del equipo de Madrid a unos pocos metros, plantearon un acertijo en su mayoría imposible de resolver para el cuadro liderado por Xavi Hernández, carente de velocidad en la circulación interior a través de jugadores como Pedri y Gündogan, echando de menos los desbordes de Balde por banda izquierda y con un Lewandowski desconectado y a la vez absorbido por defensores como Duarte y Mitrovic, cuando no más pendiente de las embestidas al límite de los centrales azulones. Una primera parte con pocas ocasiones claras para los de Xavi, traducidas en un disparo de tiro libre de Raphinha salvada por Soria, una internada de Oriol Romeu con remate por fuera del arco y un travesaño fortuito de rebote a Mitrovic.
La escasa producción futbolística del Barcelona, que encuentra cierto mérito en el propuesta táctico-defensiva del Getafe, no puede desentenderse tampoco del que pareció ser el plan último de Bordalás, ejecutado cuan mentalista a través de raspar a los jugadores azulgrana, instando a los suyos a promover constantes choques, agresiones e impactos incluso sin balón. Ello condujo a la mencionada expulsión de Raphinha en el ocaso de la primera mitad, falto de frialdad ante las provocaciones constantes de Damián Álvarez, que se sumaban a la colección de golpes recibidos por futbolistas como Gündogan y Lewandowski. El brasileño caía así en la red, víctima de la impotencia y de una inoperante aplicación de justicia por parte del árbitro César Soto Grado, cuya permisiva gestión del partido mandaba un mensaje subliminal a los jugadores del Getafe, alcanzando el minuto 41 la cúspide de lo que perseguía el plan del entrenador alicantino.
El Barça intentó darle vuelta a la adversidad en el segundo tiempo, con el ingreso de Abde y tras la expulsión por segunda amarilla de Mata contra Ronald Araújo, que equiparaba los números dentro del campo. Si antes un Getafe con superioridad numérica prácticamente nunca buscó el partido cambiando su estrategia hacia algo más ofensivo, jugando de local, menos lo haría con las fuerzas equiparadas, entregado a sus recurrentes vicios y acentuando las constantes pérdidas de tiempo e interrupciones deliberadas que condujeron a la pérdida de más de 60 minutos de tiempo del partido, restando todo vestigio de competencia futbolística y juego limpio al encuentro.
Una controvertida escapada de Abde frenada al límite de lo creíble por Djené Dakonam concluía en la expulsión de Xavi Hernández por reclamar al cuarto árbitro, irascible ante un partido intenso, en una acción que ya había realizado José Bordalás sin obtener ninguna consecuencia. Los ingresos de Lamine Yamal, Gavi y Ansu Fati buscaron impulsar a un equipo catalán que persiguió hasta las postrimerías del partido el tanto de la victoria, sin éxito, frente un Getafe encerrado que apenas buscó el contrataque durante el complemento. El partido, transcurrido como una larga e insufrible película que parecía no tener fin, encontró su clímax en los minutos finales del tiempo añadido, ante una clara falta de Juan Iglesias sobre Araújo dentro del área que fue ignorada por Soto Grado, quién pitó una presunta y nada clara mano de Gavi, previo a decantarse por marcar la acción que conduciría a los 12 pasos.
La batalla del Coliseo Alfonso Pérez contaba así como un epílogo en exceso controversial, que pone en tela de juicio las valoraciones arbitrales en una temporada que apenas empieza. El "espectáculo" del Alfonso Pérez evocó por momentos más al antiguo Coliseo Romano, tiempo de gladiadores y luchas por la supervivencia, que a un campo de fútbol con un local interesado en ganar. Y pese a que no existe una única manera de triunfar en el fútbol, no debe ser olvidado que todas las formas deben ampararse en la imparcialidad y la ley, sin tolerar la violencia o la bajeza del competidor, que sólo apunta a la destrucción del espectáculo real que mueve a los aficionados, la técnica y el gol, sustituyéndolo por el golpeo callejero y la caza furtiva, cuan narrativa desvirtuada de su fin.
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